lunes, 25 de febrero de 2008

Nutrientes II

Microelementos

Tambien llamados elementos traza, menores u oligoelementos, son necesarios en pequeñas cantidades, sin embargo no debe subestimarse la importancia de estos nutrientes. Su principal función es catalizar los procesos en los que la planta fabrica y emplea otros elementos. Estos son el hierro (Fe), el cobre (Cu), el manganeso (Mn), el boro (B), el cinc (Zn), el cloro (Cl), el molibdeno (Mo) y el sodio (Na).

BORO (B)
En la actualidad aun no está establecido cual es su papel en el metabolismo celular, parece ser que participa en la síntesis del ácido ribonucleico (ARN) y facilita el transporte de azúcares a través de las membranas y la degradación de la glucosa, que regula el contenido de fenoles y que está involucrado en el metabolismo de la auxinas, sobre todo del ácido giberélico.
En general, estimula el crecimiento de los tejidos del cambium y de los meristernos apicales y favorece la producción de polen y la fecundación.
El boro se aplica junto con el molibdeno y el calcio para facilitar su movilidad y la pruducción de polen y la fructificación. Su necesidad es más observada por los productores de semillas que en cultivos de sinsemilla, a los cuales también perjudica.
Su aplicación siempre se realiza en la etapa vegetativa alta, con suficiente masa foliar y antes de empezar la floración. Para la producción de semillas se ha de realizar otro tratamiento después de la polinización. Su aplicación es foliar en la etapa vegetativa y radicular después de la polinización.

COBRE (Cu)
El cobre es componente de diversas enzimas de las plantas e interviene también en la fotosíntesis formando parte de las proteínas que participan en el transporte de electrones y en su biosíntesis, tales como las oxidasas del ácido ascórbico, del fenol y del fitocromo (ésta también contiene hierro), ya que su deficiencia al igual que la de cinc paraliza la síntesis de estas. Favorece la asimilación de nitrógeno y actúa como estabilizador de la clorofila.
Las necesidades de cobre en el cannabis suelen coincidir con las primeras etapas de crecimiento.

HIERRO (Fe)
El hierro tiene también función como componente estructural y como factor enzimático. Es esencial para la síntesis de la clorofila. Aproximadamente el 75% del hierro presente en las plantas está asociado a los cloroplastos, de ahí el importante papel que desempeña en la fotosíntesis.
Es el micronutriente que en mayor cantidad consumen las plantas. Está estructuralmente involucrado en las sulfa-ferro-proteínas que constituyen los dos componentes del complejo enzimático responsable de la fijación biológica del nitrógeno atmosférico, en los lípidos lamelares del núcleo, mitocondrias, citocromos, ferredoxina, etc.
Debido a su inmovilidad, el síntoma más característico es una clorosis general de las hojas jóvenes, que puede aparecer como intervenal, pero que al cabo del tiempo también los nervios acaban perdiendo clorofila.


MANGANESO (Mn)
El manganeso también está relacionado con la fotosíntesis, actuando durante el proceso de liberación de oxígeno como en la formación de la clorofila. Su presencia es también fundamental para la activación de diversas enzimas relacionadas con el ciclo de Krebs, especialmente de las que desencadenan las reacciones de oxidación-reducción, descarboxilación e hidrólisis. Es esencial en la síntesis del ácido fosfático. Lo contienen los cloroplastos a los que da estabilidad.
Aunque se cree que dentro de la planta es un elemento inmóvil, los síntomas carenciales pueden aparecer tanto en hojas viejas como en hojas nuevas, incluso en los cotiledones.

MOLIBDENO (Mo)
La función fundamental del molibdeno en el metabolismo vegetal está relacionada con la fijación del nitrógeno atmosférico y con la asimilación de nitratos. Por ello los síntomas de su deficiencia son más acusados cuando el nitrógeno se suministra en forma de nitrato que en forma de ión amonio. En las plantas con deficiencia de molibdeno los niveles de azúcares y de vitamina C son bajos. Se utiliza además para frenar el crecimiento vegetativo y potenciar la floración.
Se aplica por vía foliar y radicular en la prefloración. En el primer caso ha de haber un nivel alto de humedad y procurar mojar el envés de las hojas. El fósforo favorece su asimilicación.

CINC (Zn)
El cinc está relacionado directamente con el crecimiento vegetal debido a su participación en la biosíntesis de deshidrogenasas, proteínas y peptidasas, así como algunas fitohormonas. Las plantas deficientes de cinc presentan bajos niveles de ácido indolacético. También interviene como activador de diversas enzimas. Su deficiencia también inhibe la síntesis de proteínas.
Se aplica en la preparación de suelos y en los primeros estadios de crecimiento, no durante la floración ni en el verano. Si su carencia es como consecuencia de un exceso de nitrógeno se aplica por vía foliar en ausencia de luz, ya sea al atardecer o al anochecer como en el caso del hierro.

CLORO (Cl)
Este microelemento inmóvil cumple un papel importante dentro del cannabis regulando el flujo de humedad en los tejidos. Es fundamental también para la fotosíntesis y la división celular. Sin embargo, la planta tolera niveles bajos de este elemento, por lo que un sustrato que incluya este nutriente sumado a la gran cantidad que contiene el agua de la llave, pueden ser perjudiciales para el cultivo.

SODIO (Na)
Este microelemento se encuentra en suficiente cantidad en casi todos nuestros suelos y en los sustratos preparados. Las necesidades del cannabis son mínimas y jamás presenta problemas de carencias. Casi siempre va acompañado de cloro (Cl) que también aporta las cantidades mínimas necesarias

Hasta pronto. Saludos

sábado, 16 de febrero de 2008

Nutrientes I

Después de haber plantado nuestras pequeñas y ver como empiezan a crecer, enseguida comienzan las preocupaciones por las faltas de color, la forma de las hojas y otra serie de signos que reflejan el estado alimentario de la planta.
Cuando se tiene que fertilizar un cultivo, hay dos puntos básicos e importantes que se deben tener en cuenta:

1. El suelo NO es solo un sustrato, sino también un ecosistema, especialmente la rizosfera. Si dañamos el equilibrio natural, romperemos la estabilidad biológica y química con consecuencias sobre la estructura del suelo, la fertilidad del mismo y, obviamente, sobre el cultivo.
Un sustrato al que hemos dejado secar por completo o ha sufrido inclemencias extremas de calor principalmente, así como sobrefertilización, se convierte en material inerte, ya que se destruye prácticamente la totalidad de la vida que contiene (bacterias y hongos beneficiosos), y ocurre una degeneración de la propia estructura que ayuda a la asimilación de nutrientes por las raíces (coloides). Esto es muy frecuente en cultivos de maceta.

2. Es necesario reponer los nutrientes gastados por los cultivos, pero este es un proceso delicado y poco entendido. Muchas veces los cultivadores aplican más cantidad de fertilizante que la requerida. Cuando se aplica mayor fertilización que la necesitada, aparte del coste, se inducen carencias de microelementos, e independientemente, los efectos entre los diferentes tratamientos fertilizantes resultan perjudiciales.

Los Nutrientes

El cannabis es uno de los vegetales que tiene mayor capacidad de absorción de nutrientes y otros elementos (desechos orgánicos, inorgánicos, metales pesado, etc.), a la vez que es capaz de metabolizarlos y transformarlos en materia aprovechable.
Esta cualidad no significa que para su óptimo desarrollo necesite gran cantidad de nutrientes.

Los vegetales como los animales necesitan una serie de elementos minerales indispensables para su desarrollo, además del carbono (C), hidrógeno (H2) y oxígeno (O2). El cannabis, como todos los vegetales, precisa disponer de estos elementos en mayor o menor porporción, y se les denomina macroelementos (primarios y secundarios) y microelementos, respectivamente.
Son macroelementos primarios el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (P). Los secundarios son el azufre (S), el calcio (Ca) y el magnesio (Mg). Los microelementos, también llamados oligoelementos, son el hierro (Fe), el cobre (Cu), el manganeso (Mn), el boro (B), el cinc (Zn), el cloro (Cl), el molibdeno (Mo) y el sodio (Na).


Macroelementos primarios

Como su nombre lo indica, son los nutrientes que la planta consume en mayor cantidad. Deben estar siempre disponibles para un crecimiento rápido y fuerte, por lo que suelen añadirse al suelo en operaciones regulares de abonado. En la etiqueta de todos los fertilizantes figuran como relación "N-P-K".

NITRÓGENO (N)
Es el elemento más importante en la nutrición vegetal; forma parte de las proteínas, ácidos nucleicos y otros compuestos de la célula vegetal y, además, es el único elemento del que no se dispone como mineral en la roca madre.
Para que exista nitrógeno a disposición de las plantas o bien el nitrógeno atmosférico, este debe ser fijado (fijación) por alguno de los microorganismos del suelo, o bien ser recuperado de restos orgánicos (mineralización) o, por último, ser aportado por el hombre (fertilización).
El cannabis narcótico necesita nitrógeno en todo su ciclo biológico, pero interacciona inversamente con la producción del cannabinoide psicoactivo THC, por lo que su administración debe ser muy cuidadosa y metódica, siendo muy poco su aporte en el período vegetativo y aún menos en la fase de floración. Por el contrario el cannabis industrial exige grandes aportes de este elemento.
Aunque abunda en el aire, las plantas no lo pueden asimilar y solo lo absorven de un compuesto (nítrico o amoniacal) a través de las raíces. La lluvia aporta al suelo pequeñas cantidades de nitrógeno en forma amoniacal, absorbible por las plantas. El nitrógeno ayuda al crecimiento de las plantas que, con suficiente hierro, presentan hojas color verde oscuro.

FÓSFORO (P)
Es uno de los macronutrientes esenciales. Esta esencialidad es debida a que entra a formar parte de los ácidos nucleicos, fosfolípidos y otros componentes del material celular; así como por ser el elemento clave en el transporte de energía y por intervenir en la respiración, la fotosíntesis y reproducción de los nitratos.
El fósforo induce la formación de un activo y potente sistemaradicular por lo que resulta especialmente indicado para el desarrollo de la estructura de la planat. Favorece la formación e influye marcadamente en la calidad y cantidad de semillas. Los cultivos son más resistentes a plagas y enfermedades y responden mejor a los efectos negativos abióticos (granizos, vientos, sequías, inundaciones, etc). Activa la flora microbiana del suelo con lo que se favorece la descomposición de la materia orgánica y la fijación del nitrógeno atmosférico.
El cannabis toma de la solución nutritiva del suelo la mayor parte del fósforo que necesita durante la etapa de formación del sistema radicular, motivo por el que debe ser aportado al comienzo del cultivo. Esto contradice muchos informes y artículos en los que se indica su aplicación casi exclusiva en la etapa o fase de floración, no obstante es conveniente un incremento moderado durante esta fase.

POTASIO (K)
Otro de los elementos esenciales mayores, es decir, que en mayor cantidad lo requieren las plantas es el Potasio. Su esencialidad no se basa en que directamente forme parte de moléculas que pudiéramos llamar esenciales, sino más bien, porque su presencia regula fenómenos o procesos vitales tales como: economía del agua, metabolismo de glúcidos y proteínas, etc.
En este sentido, incide en la absorción vía radicular y foliar, en la apertura y cierre de estomas y resistencia de la planta a la salinidad, sequía y frío. Regula la turgencia celular, es decir pone a punto el sistema en el que han de producirse las reacciones vitales, algunas de las cuales, parece ser, cataliza.
El potasio es móvil en la planta, por lo que su deficiencia se manifiesta en hojas viejas (sequía del ápice y bordes, asi como hojas pardas), siendo una deficiencia grave cuando esto ocurre.
El potasio del suelo es más o menos movilizable por la actividad de los microorganismos o por la acción de los abonos, resultando aprovechable por el cannabis a corto plazo. El potasio en forma soluble administrado por el hombre es directamente asimilable.

Macroelementos secundarios

AZUFRE (S)
Respecto a su importancia basta decir que entra a formar parte de compuestos esenciales para la vida tales como los aminoácidos cisteína, cistina y metionina, así como en algunas coenzimas necesarias para el metabolismo de las células de las plantas; está relacionado con la respiración, con el transporte de los aminoácidos y con las síntesis de algunas vitaminas del grupo B. No forma parte de la clorofila, pero parece que está asociado a este pgmento. Aproximadamente el 70% del azufre procedente de los aminoácidos de las hojas está localizado en los cloroplastos.
El azufre forma parte del suelo como sulfato de calcio, magnesio y sodio, y llega a él a través de los restos de las cosechas, de los estiércoles, de algunos fertilizantes o directamente como enmienda.

CALCIO (Ca)
La esencialidad del calcio queda patente por su intervención en la síntesis de pectina, principal constituyente de la lámina media, y del ácido beta-indolacético, así como en la formación y metabolismo del núcleo y mitocondrias, por lo que resulta imprescindible para el normal desarrollo de las raíces, ramas y brotes y, en general, de cualquier órgano de crecimiento.
El calcio no es móvil en la planta, por lo que su deficiencia se pone de manifiesto en la zona de crecimiento: meristernos terminales. Su carencia produce un desarrollo anormal en toda la planta.
Unos dos tercios del calcio que las plantas toman del suelo es absorbido pasivamente junto con el agua que demanda la transpiración; cuando la transpiración es muy baja durante un período largo de tiempo (invernaderos con mala aireación y una humedad relativa elevada) o por el contrario, cuando se produce una sequía prolongada pueden inducirse deficiencias cálcicas.
En general, el cannabis es poco consumidor de calcio, y tan solo en el caso de producción de semillas sería necesario un pequeño aporte suplementario.

MAGNESIO (Mg)
Sobre el carácter esencial del magnesio basta decir que no solo entra en la estructura de la clorofila sino que también está involucrado en el enlace de las subunidades que constituyen los ribosomas y el metabolismo del fósforo ya que interviene en su absorción, transporte y transferencia de fosfato desde el ATP; en general, interviene en las relaciones enzima-sustrato y, en ocasiones, en el equilibrio de diversas reacciones tanto de síntesis como del metabolismo energético, formación de lípidos, xantofila, caroteno, etc.
Como constituyente fundamental de la clorofila, su carencia provoca una disminución de la actividad fotosintética y un amarilleamiento de las hojas. También participa en la formación y acumulación de reservas de azúcares e hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, etc.
El magnesio es consumido en grandes cantidades por las plantas, por lo que cada vez se hace más necesaria su aportación a los cultivos.

Hasta pronto. Saludos

viernes, 26 de octubre de 2007

Sistema Hormonal

El uso de reguladores vegetales en la práctica agropecuaria y forestal ha sido empleado desde hace algunos años, con el fin de modificar procesos fisiológicos de las plantas superiores y de cultivo, ya sea regulando, deteniendo, induciendo o modulando de alguna manera los mismos.
En esta ocasión trataremos de comprender el sistema hormonal del cannabis, enumerando a continuación los distintos procesos fisiológicos que inciden directamente sobre su cultivo, mencionando la incidencia del uso de reguladores en la expresión de los mismos.
Con el fin de introducirnos en el estudio de hormonas y reguladores, primero es necesario definirlos: Una hormona vegetal es un compuesto de naturaleza orgánica que sintetizado en una parte de la planta, se trasloca a otra donde en muy bajas concentraciones ejerce una respuesta fisiológica. Esta respuesta puede ser de naturaleza promotora o inhibidora, ya sea del crecimiento o la diferenciación celular, la brotación, la germinación, la floración o del proceso fisiológico que se trate.

De aquí surgen diferencias importantes entre este tipo de compuestos y otros que también actúan decisivamente en el metabolismo del cannabis. En primer lugar, por definición, las hormonas deben ser sintetizadas por la planta, por lo tanto iones como K+ o Ca++ por ejemplo, que también causan importantes respuestas fisiológicas, como la apertura y cierre de los estomas o el mantenimiento de la integridad de los tejidos respectivamente, no son considerados hormonas.
Los compuestos orgánicos llamados reguladores del crecimiento y sintetizados artificialmente tampoco son hormonas (2,4 D por ejemplo) reservándose en consecuencia esta última denominación a las especies químicas naturales. La definición también establece que una hormona debe ser translocada y actuar a muy bajas concentraciones, por ello la sacarosa no es considerada una hormona, pese a que es un compuesto orgánico que se transloca, dado que actúa a muy altas concentraciones. Las hormonas vegetales se presentan en concentraciones endógenas del orden de 1 M(a), mientras que azúcares, aminoácidos, ácidos orgánicos y otros metabolitos necesarios para el crecimiento y el desarrollo, incluyendo enzimas y la mayoría de las coenzimas, están usualmente presentes en tejidos vegetales en concentraciones del orden de 1 a 5 mM.
A medida que se fueron identificando y determinando las concentraciones endógenas de las hormonas vegetales, se evidenció que cada hormona actúa en determinados órganos o partes del vegetal en procesos fisiológicos definidos pero esta respuesta depende de factores como la especie vegetal, del órgano en cuestión, su estado de desarrollo, la concentración de la hormona, la interacción entre diferentes hormonas con factores ambientales, por ejemplo.

A continuación, una clasificación de los principales grupos de hormonas y reguladores más estudiados y/o difundidos en las plantas.

Hormonas

Auxinas (AIA,...)
Gibereinas (GA1,...GA84)
Citocininas
Etileno
Fitoalexinas
Poliaminas

Inhibidores
Ácido Abcisico (ABA)
Ácido Jasmonico
Ácido Tuberonico
Deriv. del Benzioco
Benzioco
Salicilio
Galico
Deriv. del Cinamico
Cinamico
Cumarico
Ferulico

Reguladores

Tipo Auxinico (AIA;AIB;AIP;2,4D;2,4DB;etc.)
Giberelinas
Citocininas (BA;BAP)
Inhibidores (CYCOCEL o CCC;ALAR o B9;HM;CIIPC)
Liberadores de Etileno (Ethephon;Ethrel)

Auxinas: El término auxina (del griego auxein: incrementar) fue usado primero por Fritz Went cuando en 1926 descubrió que algunos compuestos no identificados hasta ese momento, probablemente causaban curvatura de coleoptilos de avena, hacia la fuente de luz con la cual se los iluminaba (fenómeno denominado fototropismo).
El compuesto denominado auxina por Went es ahora conocido como el ácido indol acético (AIA). Las plantas además contienen 3 compuestos orgánicos que son estructuralmente similares al AIA y causan algunas de las respuestas conocidas del AIA y pueden por lo tanto ser considerados como hormonas: el ácido 4-cloroindolacético (4-ClAIA), encontrado en semillas devarias leguminosas, el ácido fenil acético (AFA), que quizás este más ampliamente distribuido en plantas que el AIA pero es menos activo y el ácido indol butírico (AIB), presente en hojas de maíz y otras dicotiledóneas.
Existen otros compuestos que se consifderan de tipo auxínico, pero su actividad se manifiesta solo cuando son oxidados a AIA, ellos son: indolacetaldehido, indolacetonitrilo e indoletanol, por lo tanto se los considera precursores del AIA.

Ciertos compuestos sintetizados por la industria también causan respuestas similares a las del AIA y son considerados auxinas, pero dado que no son sintetizados por la planta en forma natural, se consideran reguladores vegetales de tipo auxínico o fenoxiderivados tales como el ácido naftalen acético (ANA), 2,4 dicloro fenoxi acético (2,4 D), el ácido 2-metil-4-cloro fenoxi acético (MCPA), etc.
El AIA es químicamente similar en la estructura de su molécula el aminoácido triptofano (aunque su concentración en el cannabis sea 1000 veces menor) a partir del cual es sintetizado. Las enzimas que intervienen en este proceso metabólico son más activas en tejidos jóvenes, como meristemas apicales, hojas jóvenes en expansión y frutos en los primeros estadios de su desarrolllo. Estos tejidos en los cuales el contenido de auxinas es más alto, parecen ser los lugares de síntesis de AIA.
Existen en las plantas mecanismos de regulación de la concentración endógena de AIA en los tejidos vegetales. En este sentido la velocidad de síntesis y la inactivación temporaria, por formación de conjugados auxínicos, son algunos de estos mecanismos conocidos. Las auxinas conjugadas o también denominadas auxinas ligadas, poseen el grupo carboxilo combinado covalentemente con otras moléculas, para formar derivados; ejemplo de ello son el ácido indolacetil aspártico (péptido) o los esteres AIA-inositol o AIA-glucosa. Estos compuestos derivados le servirían a la planta como una forma de "almacenamiento" de AIA y en el caso particular de plántulas de cereales como forma de transporte desde el endosperma a través del xilema hacia el coleóptilo u hojas jóvenes en proceso de diferenciación.

Otros mecanismos de regulación endógena del AIA son la oxidación catalizada por la enzima AIA-oxidasa u otros procesos metabólicos de oxidación del átomo 2 del anillo heterocíclico de la molécula. Los compuestos conjugados y las auxinas sintéticas son más resistentes a la oxidación, de allí la selectividad o mayor permanencia en plantas de ciertos compuestos del tipo auxínico como el herbicida 2,4 D u otros.
Las auxinas no son transportadas usualmente por el floema o el xilema, sino por las células parenquimáticas en contacto con los haces vasculares. Este transporte es polar, en sentido basípeto en tallos (del ápice hacia la base de la planta) y acrópeto en raíces (del ápicde de la raíz hacia el cuello de la misma). La velocidad de transporte es muy lenta (del orden de 1 cm. por hora) y se presume que en grandes distancias actuaría en mecanismo activo, con consumo de energía, en su transporte, mientras que a distancias cortas o entre tejidos contiguos, su transporte se operaría de modo pasivo por simple difusión.

Las auxinas intervienen en procesos como:
>Crecimiento de tallos, frutos y raíces y formación de raíces adventicias (en enraizamiento de esquejes).
>Crecimiento de brotes laterales.
>Acción herbicida (a través de reguladores de tipo auxínico o fenoxiderivados).

Prevención y retraso de la floración

Las aspersiones de giberalinas promueven el crecimiento vegetativo; pero este aumento en vigor va acompañado de un número reducido de yemas florales, un retraso de la diferenciación y producción de yemas más pequeñas. En algunas variedades se trató con GA3 en concentraciones de 50 a 200 ppm cuando los brotes tenían un promedio de 25 cm. Al analizar las yemas de los brotes tratados se encontró que los testigos tenían 18 yemas florales y los tratados 5. El tratamiento retrasó también la floración completa de las plantas en una semana al prolongar la dormición, además de provocar una mayor resistencia a bajas temperaturas y una perfecta fructificación, con reducida abscisión de flores y frutos. Como contrapartida, si se emplea una elevada concentración de GA3, no se forman menor.
Para el retraso de la floración también se pueden utilizar inhibidores que prolongan la dormición de las yemas. Por ejemplo tratamientos de Alar o B9, en concentraciones de 2000 ppm, en el período de crecimiento después de la cosecha, produjo la ruptura de la dominancia apical, muy común en esta especie, a la vez de inducir, como consecuencia, la brotación de las yemas laterales. El resultado fue una mayor producción de yemas florales. La superficie foliar no se modifica pero si la textura del tallo con lo que hubo una economía de azúcares induciendo un mayor número de yemas florales. Yemas fructíferas. Este último efecto es beneficioso cuando se quiere inducir a un crecimiento vegetativo durante unos años para mantener a una madre.
En árboles frutales se está probando la aplicación de GA3 y los resultados son similares a los obtenidos en el cannabis, pero con un efecto menor.

Aceleración de la maduración

Aplicaciones de etefón 2 semanas antes de la cosecha, en concentraciones de 100 a 1000 ppm, incrementaron el número de cálices maduros.
El Alar o B9 puede utilizarce a fin de incrementar el rendimiento de la planta y hacer que madure de manera más uniforme, permitiendo así un período más corto de cosecha. El tratamiento se realiza en concentraciones de 250 ppm, alrededor de 10 días después de pasar la etapa peak de floración. Ambos tratamientos, el de etefón y el de Alar, incrementaron el rendimiento debido al mayor número de flores y al mayor cuajado de éstas en cada cogollo.
También tratando las plantas con Alar, en concentraciones de 500 ppm, una vez que los cogollos están compactados se obtiene una maduración más uniforme. Tales aspersiones inhiben el crecimiento tardío de los brotes, apresuran la maduración de los cálices e impiden las refloraciones, sobre todo en sativas. El apresuramiento de la maduración se debe quizás a la reducción de la competencia de las partes vegetativas por nutrintes y agua del suelo. Las plantas tratadas muestran también mayor resistencia a la deficiencia de agua y a las altas temperaturas.
En general la mayoría de los frutos responden al tratamiento con efetón, en el aceleramiento de la maduración de los mismos, sin embargo hay que tener en cuenta que este regulador puede acelerar también la abscisión de hojas y frutos, si se supera la dosis adecuada.

Hasta pronto. Saludos

sábado, 6 de octubre de 2007

Sustrato 1ra parte

Durante el invierno, el cultivador de exterior no puede hacer casi nada excepto cruzarce de brazos. La cosecha ha quedado atrás y hace demasiado frío para plantar. Sin embargo, el que quiera ver a sus plantas crecer en una buena tierra, tiene mucho que hacer por esos meses. Preparar el sustrato con anticipación es una ventaja que no muchos toman en cuenta. La tierra fertilizada contiene diversos microorganismos que digieren los nutrientes y permiten que la planta los absorva más fácilemente, por lo que trabajar en nuestro sustrato y dejarlo reposar por un buen tiempo permite que la vida biológica del suelo se multiplique. Para que éstos microorganismos se reproduzcan necesitan calor y humedad. Como en invierno las temperaturas son muy bajas es aconsejable dejar el contenedor con el sustrato en un garaje o bajo un cobertizo.
Si bien esta información puede ser algo atrasada para Outdoor, puede servir para quienes quieran comenzar un Indoor. Aunque lo ideal es preparar el sustrato con un par de meses de anticipación, perfectamente puedes preparar hoy tu tierra y reposarla un par de semanas (si cultivas en exterior), o preparar la tierra para la Floración.

Como las plantas de marihuana crecen mucho más rapido que casi la mayoría de otras plantas, se utilizan un montón de nutrientes en un corto espacio de tiempo para su cultivo. La tierra corriente no contiene suficiente alimento, por lo que necesitarás un suelo más rico en nutrientes si quieres exigirle el máximo a tu planta. Esto no es menor, puesto que una planta cultivada en un sustrato con una correcta fertilización rendirá entre 2 a 10 veces más que una planta criada en un suelo pobre.
Un buen abono contiene nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). En un lenguaje un poco más profesional lo llamaremos la "proporción NPK". Debajo de cada letra va una cifra que indica la proporción de cada elemento sobre un total de cien, así obtienen una proporción específica.
Como este archivo será mas bien abocado al cultivo orgánico, describiré algunos buenos fertilizantes naturales fáciles de conseguir y que pueden dar excelentes resultados. Estos son la ceniza de madera, humus de lombriz, cal, harina de huesos y las hojas descompuestas de la cosecha pasada.

Primero veamos en cual de estos fertilizantes se pueden encontrar los nutrientes antes mencionados. El nitrógeno se encuentra en el humus de lombriz y también en la harina de huesos, asegura un rápido y fuerte crecimiento de la planta. El segundo elemento, el fósforo, se encuentra en el humus de lombriz, la harina de huesos y en la ceniza de madera. El fósforo es importante para la floración de la planta, lo que no significa que lo necesite sólo durante el período de floración. Puede absorberlo en una fase anterior y almacenarlo, de modo que la planta suele tener algo de fósforo antes de empezar la floración. La tercera sustancia importante es el potasio. Se encuentra en la ceniza de madera y asegura un tallo fuerte y firme. Con una cantidad suficiente de ceniza, el tallo adquirirá una estructura leñosa. Recuerda, la firmeza del tallo y ramas laterales determinan el tamaño de los cogollos. Un tallo fuerte producirá cogollos mayores porque puede soportar más peso y transportar una mayor cantidad de nutrientes. Otra buena cualidad de la ceniza de madera es que protege a la planta de enfermedades. Finalmente, un elemento que no había nombrado pero que también tiene gran importancia, es el magnesio (Mg). Permite que la planta asimile mejor los nutrientes y facilita una mayor absorción de luz por las hojas. Lo encontraremos en la cal, que además tiene la ventaja de crear un pH natural en la tierra.
Es muy importante mezclar bien la tierra y los fertilizantes para que las raíces no se encuentren con concentraciones de uno de los nutrientes o con un valor de pH demasiado desviado.



Lo primero que haremos para preparar nuestro sustrato será conseguir un contenedor lo suficientemente grande como para que nos permita ir mezclando todos los componentes que vamos a utilizar. Luego lo dejaremos unas cuantas semanas ahi reposando. Debe tener perforaciones en el fondo para poder drenar los líquidos y así evitar que la mezcla se encharque y se produzcan enmohecimientos. Además, debe estar muy limpio, ojalá lavado y desinfectado.
En adelante las medidad de cada elemento que utilizaremos para preparar el sustrato se darán en volúmen. Entonces, cuando diga por ejemplo 3 partes de tierra, 1 parte de humus y 1 parte de perlita, significará que lo que uses para medir (una pala, un tarro, un tazón, una carretilla, etc.) tendrá que estar en esa relación. Si hablo de peso (kilos o gramos) se puede tornar un poco más complicado, pues no todos van a preparar la misma cantidad de sustrato. Fíjate que cuando compras ya sea tierra, perlita, humus, etc., en el envase se muestra el contenido en peso (kilos) y en volúmen (litros).
Ahora, al momento de ir añadiendo las proprorciones de cada elemento, éstas pueden variar de un cultivador a otro. La preparación que describiré a continuación es sólo a modo de guía, ya que cada cual ve que mezcla le acomoda más a sus plantas.

Todo sustrato debe tener tierra como base. Lo ideal es una tierra libre de abonados y fertilizantes, desinfectada y esponjosa. La tierra de hojas funciona a la perfección, no así la tierra de litre, que suele ser muy ácida. La utilizaremos en proporción de un tercio de la mezcla final. A esta tierra le agregaremos Perlita, un polímero que le otorga una gran aireación entre otras cosas al sustrato. Antes de incorporarla a la tierra es recomendable lavar la perlita (sólo agua) con un colador, para evitar que lleve impurezas. Al momento de agregarla tener cuidado, pues con una ráfaga de viento puede salir volando en forma de nube. Este elemento conviene aportarlo en más o menos un cuarto de la mezcla, puesto que los fertilizantes que le agregaremos al sustrato son un poco fuertes y pesados, con lo que la mezcla se puede compactar, dejando las raíces sin suficiente aire, relentizando el crecimiento de nuestras plantas. A esta mezcla de tierra más perlita ahora le agregaremos las cenizas de madera. Las de una chimenea irán bien. Es recomendable filtrar las cenizas con un colador o algo parecido, para aportarle una ceniza lo más fina posible. Así se mezcla más facilmente con la tierra y la planta la puede absorver con mayor facilidad. Le añadiremos una cucharada por cada 15 litros de sustrato.
Después de la ceniza, agregaremos el humus de lombriz. Este producto lo podemos encontrar en todo tipo de tiendas de jardinería sin mayores reparos. Es aconsejable que antes de comprarlo comparen las tablas de proporciones de cada nutriente que trae, para que adquieran el de mejor calidad. El humus de lombriz es un abono tan bueno que puedes cultivar tus plantas con él sin añadir nada más. Esto porque contiene las proporciones correctas de los fertilizantes más importantes. Otra ventaja que tiene es que no puedes pasarte con el humus, es decir, no sobrefertiliza a tus plantas. Lo utilizaremos en un tercio de la mezcla final. Al humus lo enriqueceremos con cal. El cal de algas es ideal, pues se descompone con más facilidad que los otros tipos de cal. Pondremos una cucharada por cada 10 litros de sustrato.
Ahora agregaremos la harina de huesos. La pueden adquirir en la mayoría de las tiendas de jardinería y grow shops. El contenido de ésta se presenta en gránulos, y pasará un tiempo hasta que la planta pueda absorberlo, porque los gránulos deben ser descompuestos. Algunos cultivadores muelen los gránulos para ayudarle a la planta a utilizarlos. Sin embargo, cuando estoy utilizando humus de lombriz, prefiero añadirlos sin mas para que la planta lo utilize más tarde, ya que el humus con la harina de huesos se parecen mucho, entonces la planta puede absorber primero el humus y luego la harina de huesos. Le añadiremos una cucharada por cada 20 litros de sustrato.
Aquellos que hayan guardado las hojas de la última cosecha y se las añadan al sustrato tienen una ventaja sobre otros cultivadores, puesto que tienen la dosis adcuada de nutrientes se pueden utilizar en cualquier proporción. Debo mencionar que sólo sirven las hojas grandes y verdes, no las amarillas de las plantas que se estropearon, pues podrían contaminar el suelo.

De esta manera ya creamos un sustrato ideal para la fase de crecimiento de nuestras plantas. Recordar que mantener esta mezcla por un par de meses reposando, añadiéndole agua de vez en cuando para aportarle humedad, creará una flora microbiana excelente para las raíces del cannabis. No obstante puedes prepararla la tarde antes del transplante, pero el resultado no será el mismo. A modo de consejo les puedo sugerir que a las macetas o lo que utilizen para tener sus plantas, le agreguen una capa de unos 5 cm de tierra, para evitar que la perlita al cabo de unos riegos suba a la superficie.
Como mencioné antes, este artículo es sólo una guía para la preparación del sustrato, donde cada elemento puede ser reemplazado por el que ustedes estimen conveniente o mejor. Por ejemplo, la perlita no es el único elemento que le aporta una aireación ideal al sustrato, también lo son la vermiculita, la arena de lampa, etcétera. Otros productos que también pueden ser utilizados son la turba, el guano rojo o el compost, del cual comentaré algo más adelante.

Hasta pronto. Saludos

viernes, 7 de septiembre de 2007

La Planta

Si pensamos cultivar Cannabis , no sólo es necesario conocer los principios de cultivo, si no también conocer la planta misma. En esta ocasión describiré de forma sencilla cada una de las partes principales de la planta, para que podamos conocer sus funciones básicas, como también una explicación de la forma de reproducirse que tiene el cannabis.


Raíz

La función de las raíces es sujetar la planta al sustrato y abosorber agua y elementos minerales. Por tanto, las raíces suelen ser subterráneas y crecer hacia abajo, en el sentido de la fuerza gravitatoria, es decir, tienen un geotropismo positivo. Son blancas, sin embargo, en algunos casos pueden estar expuestas al sol y, debido a la acción de la luz, adquieren un tono verdoso. A diferencia de los tallos, carecen de hojas y nudos y están incapacitadas para formar hojas o flores. La epidermis se encuentra justo por detrás del ápice de crecimiento de la raíz y está cubierta de pelos radicales, que son proyecciones de las células epidérmicas que aumentan la superficie de la raíz y se encargan de absorber agua y nutrientes. En su interior, las raíces están formadas en su mayor parte por xilema y floema, aunque en muchos casos están muy modificadas para desempeñar funciones especiales. Así, algunas son importantes órganos de almacenamiento, como sucede en la remolacha, la zanahoria o el rábano; estas raíces son ricas en tejido parenquimatoso. Muchos árboles tropicales tienen raíces aéreas de apuntalamiento, denominadas contrafuertales, que mantienen el tronco vertical y que son típicas de las áreas pantanosas y de manglar. Los epifitos tienen raíces modificadas para absorber con rapidez el agua de lluvia que escurre sobre la planta de hospedante. La raíz aumenta de longitud con la actividad de los meristemos apicales, y de diámetro mediante la de los meristemos laterales. Las ramas de la raíz surgen en su interior, a alguna distancia por detrás del ápice de crecimiento, cuando ciertas células se transforman en meristemáticas.


Tallos

Los tallos suelen encontrarse por encima del suelo, crecen hacia arriba y llevan hojas dispuestas de manera regular en nudos formados a lo largo del propio tallo. La porción comprendida entre dos nudos se llama entrenudo o internodal. Los tallos aumentan la longitud gracias a la actividad del meristemo apical situado en el extremo. Este punto de crecimiento -yema apical- es también el origen de las hojas nuevas, que lo rodean y protegen antes de abrirse. Las yemas apicales de los árboles caducifolios, que pierden las hojas durante parte del año, suelen estar protegidas por unas hojas modificadas llamadas escamas. Los tallos son más variables en aspecto externo y estructura interna que las raíces, pero también están formados por los tres tipos de tejidos conocidos y tienen varias características comunes. El tejido vascular se agrupa en haces que recorren el tallo longitudinalmente, y forma una red continua con el tejido vascular de hojas y raíces. En las plantas herbáceas como el cannabis, el tejido vascular está envuelto en tejido parenquimático, mientras que los tallos de las leñosas están formados por tejido xilemático endurecido. Los tallos aumentan de diámetro mediante la actividad de los meristemos laterales, que producen, en las especies leñosas, la corteza y la madera. La corteza -que comprende también el floema- actúa como cubierta externa protectora, que evita lesiones y pérdida de agua.


Hojas

Las hojas son los principales órganos fotosintéticos de casi todas las plantas. Suelen ser láminas planas con un tejido interior llamado mesofilo que en su mayor parte es de naturaleza parenquimática; está formado por células poco apretadas entre las que quedan espacios vacíos que están llenos de aire, del cual absorben las células dióxido de carbono y al cual expulsan oxígeno. El mesofilo está limitado por las caras superior e inferior del limbo foliar, revestido de tejido epidérmico. Recorre el mesofilo una red vascular que proporciona agua a las células y conduce los productos nutritivos de la fotosíntesis a otras partes de la planta.


Alimentación

La fotosíntesis es el proceso en virtud del cual los organismos con clorofila, como las plantas verdes, las algas y algunas bacterias, capturan energía en forma de luz y la transforman en energía química. Prácticamente toda la energía que consume la vida de la biosfera terrestre -la zona del planeta en la cual hay vida- procede de la fotosíntesis. Una ecuación generalizada y no equilibrada de la fotosíntesis en presencia de luz sería:
CO2 + H2A = (CH2) + H2O + H2A
El elemento H2A de la fórmula representa un compuesto oxidable, es decir, un compuesto del cual se pueden extraer electrones; CO2 es el dióxido de carbono; CH2 una generalización de los hidratos de carbono que incorpora el organismo vivo. En la gran mayoría de los organismos fotosintéticos, es decir, en las algas y las plantas verdes, H2A es agua (H2O); pero en algunas bacterias fotosintéticas, H2A es anhídrido sulfúrico (H2S). La fotosíntesis con agua es la más importante y conocida.


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Reproducción

La reproducción vegetal es el proceso por el cual las plantas engendran o producen nuevos organismos a partir de células más o menos diferenciadas para asegurar la conservación de la especie. En las plantas, la reproducción puede ser sexual o asexual o vegetativa. En el primer caso existe un apareamiento de células, o de individuos unicelulares, hasta fundir su protoplasma y finalmente sus núcleos. En la reproducción asexual no existe tal fusión sino que se produce una multiplicación de los individuos por otros mecanismos; en unos casos a partir de células meramente vegetativas por fragmentación y división, y en otros por células o cuerpos germinales especiales. La flor es la parte de la planta donde se encuentran los órganos reproductores sexuales. Se denominan plantas monoicas aquellas que presentan los órganos donantes o dadores (masculinos) y los receptores (femeninos) en flores separadas pero situadas en la misma planta, como ocurre en el maíz. Son, por tanto, plantas monoicas unisexuales, mientras que las plantas monoicas hermafroditas presentan ambos órganos, estambres (androceo) y carpelos (gineceo) situados en la misma flor, como ocurre en la mayor parte de las plantas superiores. Por último, las plantas dioicas son aquellas en que las flores masculinas y femeninas aparecen en pies o individuos diferentes, como ocurre en los sauces, chopos y hasta ahora, en el cannabis. En los estambres (los órganos reroductores masculinos) es donde se producen los gametofitos, una generación de células haploides que dará lugar a los gametos o células sexuales masculinas, mientras que en los carpelos (conjunto de ovario, estilo y estigma) se produce el gametofito femenino, otra generación haploide, que dará lugar a los gametos femeninos. El proceso de reproducción sexual incluye la fusión de dos células (gametos) de diferente sexualidad, cada una de ellas con su dotación cromosómica correspondiente. En las plantas superiores (las fanerógamas o plantas con semilla) la célula masculina es el grano de polen, el cual debe ser transportado desde los sacos polínicos existentes en las anteras al órgano receptor femenino donde están los primordios seminales (estructura que contiene el gametofito femenino y que también se denomina, impropiamente, óvulo) para germinar allí. Este proceso de transporte del polen hasta la estructura femenina de la flor se denomina polinización.

Reproducción Sexual
Polinización y fecundación. Las flores contienen las estructuras necesarias para la reproducción sexual. La parte masculina es el estambre, formado por el filamento y la antera. La parte femenina, el carpelo, incluye el estigma, que recoge el polen; el ovario que contiene el óvulo; y el estilo, un tubo que conecta el estigma con el ovario. El polen es producido en la antera y cuando está maduro es liberado. Cada grano de polen contiene dos gametos masculinos. Cuando tiene lugar la autopolinización el polen llega al estigma de la misma flor, pero en las plantas con polinización cruzada (la mayoría) el polen es transportado por el aire, el agua, los insectos o pequeños animales hasta una flor distinta. Si el polen alcanza el estigma de una flor de la misma especie, se forma un tubo polínico que crece hacia abajo por el estilo y transporta los gametos masculinos hasta el óvulo. Dentro del saco embrionario del óvulo, un gameto masculino fecunda la ovocélula y forma un cigoto que da lugar al embrión. El segundo gameto masculino se une a dos células del saco embrionario llamadas núcleos polares para formar el endospermo nutritivo que rodea el embrión de la semilla. Los sacos polínicos cintienen las células madres del polen (diploides), que por meiosis forman los granos de polen (haploides). El óvulo está cubierto por tegumentos y contiene la célula madre del saco embrionario, que sufre una meiosis y forma cuatro células, de las que sólo subsiste una, la cual da lugar al saco embrionario, que es una célula con ocho núcleos. Tres de estos núcleos se sitúan en un polo de la célula y otros tres en el polo opuesto, y se rodean de citoplasma y de membrana. Los otros dos núcleos, llamados núcleos polares, se fusionan en el centro y forman un núcleo diploide. Una de las 3 células que se sitúan en el polo más próximo al micrópilo es la ovocélula; las otras dos células adyacentes se llaman sinérgidas. Las otras tres células, situadas en el extremo opuesto, se llaman antípodas. Cuando el grano de polen llega al estigma de la flor germina y desarrolla un tubo polínico, que desciende por el estilo hasta llegar al óvulo. En las angiospermas (las plantas con verdaderas flores) se forman, entonces, en el grano de polen, dos núcleos espermáticos o gametos masculinos (en las gimnospermas sólo se produce uno). Uno de estos núcleos se fusiona con el núcleo de la ovocélula dando lugar a un cigoto diploide. El otro núcleo fecunda al núcleo diploide para dar lugar al endospermo. El cigoto sufre varias divisiones y origina un embrión. El embrión desarrollado que ha alcanzado la madurez y se separa de la planta madre recibe el nombre de semilla. Normalmente, en cada semilla hay un embrión que, temporalmente, está en fase de reposo, y tejidos nutritivos envueltos por una cubierta o testa. Las semillas generalmente se asocian a otros órganos de la planta madre y pueden constituir unidades de diseminación complejas, como ocurre en los frutos, que son flores o partes de la flor, o también inflorescencias (conjunto de flores), en estado de madurez. Éstos pueden dejar en libertad a la semilla o bien desprenderse de ella.

Reproducción Asexual
Mediante los procesos de multiplicación asexual se reproducen genotipos idénticos de una planta. En los organismos vegetales se dan varios tipos de reproducción asexual, bien mediante un proceso de gemación (por yemas, estolones o rizomas), o bien mediante producción de esporas, células reproductoras asexuales que permanecen en estado latente en condiciones desfavorables y que germinan cuando las condiciones ambientales son las adecuadas. Desde el inicio de la agricultura en el neolítico hasta nuestros días, la humanidad ha tomado de la naturaleza y ha refinado sólo una pequeña proporción de especies vegetales, que ha convertido en fuentes primordiales de alimentos, fibras, cobijo y medicinas. Este proceso de cultivo y selección vegetal comenzó, se supone, por casualidad, probablemente cuando las semillas de frutos y hortalizas silvestres amontonadas cerca de los asentamientos humanos germinaron y empezaron a cultivarse de forma muy primaria. Algunas plantas, como el trigo (que posiblemente surgió en el Mediterráneo oriental hace más de 9.000 años) empezaron a seleccionarse y replantarse año tras año por su considerable valor alimenticio. En muchos casos, es casi imposible determinar los ancestros silvestres o las comunidades vegetales primitivas de las que surgieron las actuales plantas cultivadas. Este proceso de selección se hacía al principio sin saber nada sobre mejora vegetal, con la sola guía de la familiaridad constante y estrecha que la humanidad mantenía con las plantas antes de la era industrial. Pero ahora, la relación del ser humano con las plantas es casi la contraria: éste tiene cada vez menos contacto con sus cultivos, y los agricultores que sí mantienen ese contacto se especializan cada vez más en ciertos productos. Por otra parte, el proceso de selección se ha acelerado mucho, impulsado sobre todo por el avance de la genética; la genética vegetal puede desarrollar ahora, en sólo unos años, razas de maíz resistentes al viento o con otras propiedades semejantes que multiplican el rendimiento de los cultivos. Al mismo tiempo, la humanidad ha aumentado la demanda de alimentos y energía hasta el extremo de que se están destruyendo especies y ecosistemas vegetales completos, sin dar tiempo a los científicos para inventariar y conocer las poblaciones y especies de plantas que podrían ser útiles. La mayor parte de las especies se conocen poco; las más prometedoras son propias de regiones tropicales, donde el rápido crecimiento demográfico puede reducir a gran velocidad los suelos a extensiones arenosas áridas. El conocimiento básico de las plantas es importante en sí mismo, pero además resulta útil en el marco de la solución de las dificultades que ahora afronta la humanidad. En genética los especialistas en mejora vegetal aplican numerosos métodos para obtener variedades nuevas, pero los más importantes son siempre selección, hibridación y aprovechamiento de mutaciones. Esta diversidad de recursos genéticos vegetales tiene en muchos casos ventajas prácticas reales; si un agricultor de subsistencia, por ejemplo, planta cierto número de variedades de una especie, quedará en cierto modo asegurado frente al riesgo de perder toda la cosecha, pues es poco común que las condiciones climatológicas adversas o los parásitos afecten por igual a todas ellas. A medida que los hábitats naturales se han visto desplazados por otros usos del suelo, con la consiguiente destrucción de formas silvestres de plantas cultivadas que podrían ser necesarias con fines de selección, y a medida que los modernos sistemas de cultivo intensivo se han ido concentrando en un número muy reducido de variedades comerciales, se hace más urgente la necesidad de identificar y conservar los recursos genéticos vegetales y animales. Aunque, en este ámbito en particular, es posible localizar y medir aspectos de diversidad genética, no hay forma práctica de responder a la pregunta general de cuál es la diversidad genética presente en una zona determinada, y mucho menos a escala global; por tanto, la pregunta no tiene sentido a este nivel.

Hasta pronto. Saludos

lunes, 3 de septiembre de 2007

Riego

En nuestro camino como cannabicultores nos vamos encontrando con diferentes problemas y situaciones en cada cultivo. Mediante la propia experiencia y con los datos que nos aportan amigos, publicaciones y foros de cultivo, vamos entendiendo a nuestra querida planta y afinando en sus necesidades. En nuestro primer cultivo, ya sea en interior o exterior, nos encontramos con el primer y acuciante problema, el riego.
Algo que a simple vista puede parecer sencillo, generalmente crea múltiples dolores de cabeza al cultivador novel que ve como sus plantas muestran diferentes síntomas que desconoce, y que suele asociar a otros motivos diferentes de los reales, aplicando remedios que, al partir de una premisa falsa, no hacen más que provocar otros problemas, volviendo loco al pobre novato y provocando la muerte de plántulas, esquejes e incluso ejemplares adultos.

Para realizar un riego correcto se hace imprescindible primero conocer las peculiaridades del cannabis en cuanto a como por que medios se alimenta, de que forma llega ese alimento a las diferentes partes de la planta y por último, como influye el ambiente en ese sistema alimenticio.

El cannabis, como otras especies vegetales adquiere los nutrientes a través de las raíces o sistema radicular. En contra de la creencia habitual, éste es en extremo perezoso y relativamente delicado, necesitando un sustrato o medio de cultivo ligero y esponjoso. Esta porosidad también provoca una muy buena aireación permitiendo la oxigenación del sistema en cada riego. Además de lo anterior, es requisito indispensable un alto contenido de nutrientes que garantice un correcto desarrollo. El cannabis se alimenta a base de iones de diferentes sales que absorve a través de la membrana radicular por un proceso osmótico o de permeabilización. Estos iones representan los distintos macro y micro nutrientes que la planta necesita para su evolución. Uno de los primeros errores que cometen los que se inician en la cannabicultura es el encharcamiento del sustrato, regando a borbotones y desde demasiada altura. Esto provoca por un lado una significativa pérdida de nutrientes que serán arrastrador por el agua sobrante que escapa por el drenaje, haciendo que en poco tiempo éste quede vacío o escaso de uno o varios nutrientes, y en cualquier caso,desequilibrando el sistema alimenticio. También hay que tener en cuenta que al cannabis le gusta el secano ambiental, y que este factor abiótico es uno de los que influyen en la producción de tricomas, glándulas que contienen los cannabinoides, los aromas y otros componentes. Este secano ambiental suele confundirse con el hecho de dejar secar en exceso el sustrato, lo cual acaba dejándolo inerte y sin vida bacteriana y microbiológica.
Por otro lado tampoco es conveniente mantener la tierra encharcada o húmeda permanentemente, ya que la planta necesita de niveles de sequedad para poder oxigenarse. Como regla básica, expuesta en la mayoría de los manuales de cultivo, deberíamos regar cuando más o menos los dos centímetros superiores del sustrato se encuentren secos. Esto se puede verificar introduciendo un dedo en la maceta comprobando así el nivel de humedad.
Otro método, un poco más eficiente, es el control del peso del macetero en combinación con el aspecto que muestra la planta. Cuando ésta necesita ser regada, comienza a mostrar un aspecto de hojas caídas y ramas blandas. Si previamente hemos tomado una referencia del peso de la maceta recién regada, notaremos claramente la disminución del peso de ésta según va pasando el tiempo y el medio se va secando. Por lo tanto, cuando vemos que la planta se empieza a mostrar alicaída y comprobamos que la maceta pesa poco, es el momento de regar. No confundir el aspecto "triste" con la forma que adopta la planta en la oscuridad o cuando se encuentra en ambientes excesivamente húmedos.(con la ayuda de otro recipiente la planta puede tomar el agua de nutrición por sí misma)

En definitiva, los riegos han de realizarce de forma espaciada y pausada, regando poco a poco y cerca del borde del macetero. Si regamos a borbotones o desde excesiva altura, el agua evacuará directamente por el drenaje, pues al estar el sustrato semi-seco, permite el paso del agua por sus huecos, como por ejemplo entre él y el borde de la maceta, cayendo sin más y arrastrando nutrientes con ella. Lo ideal es realizar el riego en dos fases, una primera ligera y lenta, dejando pasar unos minutos para que el medio empape, y a continuación una segunda en que lo haremos a "tragos" hasta ver que empieza a drenar, momento en que tomaremos referencia del peso de la maceta e interrumpiremos el riego.


pH:

El pH, tanto del sustrato como del agua, es un punto muy importante a considerar. Al cannabis le gustan los medios moderadamente ácidos, con un pH de entre 5,5 a 6,5, pudiendo llegar hasta 7 si el agua no esta cargada de sales en exceso. En base a esto es importante usar una tierra en ese rango, que en combinación con el pH del agua se mantenga en él.
El pH tiende a equilibrarse en el sustrato si éste es de buena calidad y no contiene exceso de turbas que suelen ser muy ácidas (pH 3-4). lo que quiere decir que si estamos trabajando con una mezcla de tierra de por ejemplo pH 6, podemos regar con agua al 7 sin problemas, siempre que no contenga exceso de sales o residuo seco, por lo que se desaconsejan las aguas minerales. De cualquier forma, el pH del agua debería estar en un rango 6-7 en base al pH del sustrato. Valores fuera de ese rango pueden provocar shocks en el sistema radicular que producirán extraños efectos en nuestras plantas.


Temperatura:

Se puede obtener una ventaja importante sencillamente calentando un poco el agua de riego, añadiendo un poco de agua caliente al tanque de riego. Si usas sólo agua fría de la llave, la planta recibe un efecto de regresión o shock cada vez.
El agua de riego muy fría tiene un efecto retardado, de modo que la planta se desarrolla menos. Sobre todo en días de calor, cuando el sol ha calentado la tierra, las raíces tienen que lidiar con grandes diferencias de temperatura.
Una buena temperatura de la tierra contribuye a una óptima vida biológica del suelo, por lo tanto la nutrición es absorbida más fácilmente por la planta, además de un flujo activo de savia dentro de la planta. Una planta que recibe el agua caliente llega a crecer dos veces más deprisa que la que la recibe fría.
Así, una temperatura ideal para el agua de riego es de unos 23 grados en primavera y principios de otoño, cuando estamos finalizando nuestro cultivo en exterior, y de unos 20 grados en verano.


Evaporación:

Es sabido que las plantas de marihuana poseen un gran sistema de raíces cuando han sido bien cuidadas. Pueden crecer hasta 15 milímetros en un día de calor. Sin embargo, una planta que no recibe agua en esas circunstancias puede morir en pocos días. La planta empieza a perder las hojas más grandes, lo que disminuye la capacidad de transpiración. Si no se le da agua pronto, la planta perderá todas las hojas y morirá lentamente. Cuando se llega a este extremo hay que darles abundante agua por unos días. Las plantas más fuertes sobrevivirán y empezaran a salir hojas nuevas, aunque nunca se repondrán completamente y la cosecha será mucho menor al final. De modo que es muy importante que la planta reciba la cantidad de agua correcta en el momento adecuado.
La mejor manera es darle mucha agua por la mañana, para que el sol no tenga ocasión de evaporar demasiada. Hay que cuidar de que las hojas y el tallo no entren en contacto con el agua, pues la posibilidad de que se quemen con el sol es mayor cuando éste les da directamente.

Por último, algunos de los síntomas de riegos incorrectos suelen ser la aparición de manchas marrones o pardas sobre las hojas, así como la sequedad de la punta de los foliolos, que demuestran demasiado espacio entre riegos e irregularidad entre estos, y quizá exceso de algún fertilizante. Si se continúa manteniendo ese régimen, las hojas empezarán a secarse y a caer.
En cambio, cuando nos excedemos en riegos y humedad, las hojas adquieren un aspecto amarillento, para finalmente caer con un simple roce o corriente de aire sin estar realmente seca. Como extremo fatal, el exceso continuado de riego acaba pudriendo las raíces, y al final, a toda la planta.
Si seguimos las indicaciones y pistas expuestas, y nos paramos a observar a nuestras plantas tratando de comprender que es lo que nos transmiten, conseguiremos que estén contentas y nos gratifiquen con los mejores y más preciado frutos.

Hasta pronto. Saludos

viernes, 31 de agosto de 2007

Sistema de Raíces

Uno de los factores más importantes para el cultivo de marihuana, sobre todo en exterior, es el sistema de raíces. Un sistema de raíces bien desarrollado garantiza una planta grande y fuerte, y más resistente a las enfermedades y los insectos. Como la planta de cannabis tiene un sistema de raíces grande, puede absorber más nutrientes, lo que beneficia la calidad y cantidad de la cosecha. Claro que no siempre le damos la oportunidad de desarrollar de buena forma sus raíces.

Luego de germinar nuestras semillas las pasaremos a tierra. Tanto si las pasamos a tierra madre como a maceteros o contenedores, lo haremos a un sustrato sin enriquecer, es decir, sin nutrientes añadidos. La plantita en esta etapa necesita desarrollar un pequeño sistema de raíces para poder tomar su alimento de la tierra. Los suplementos nutricionales son para una etapa posterior del desarrollo de la planta. En el caso de que eligamos pasar las semillas a maceteros, lo ideal es que este tenga una altura mínima de unos 15 centímetros. Esta altura es necesaria para que la planta pueda desarrollar una raíz principal larga, lo que al final incidirá en el tamaño de nuestra amiga. En un macetero demasiado pequeño la raíz principal no tendrá espacio para desarrollarse de manera óptima, lo que influirá negativamente en el crecimiento.

Aunque la planta de cannabis puede lograr un sistema de raíces grande, estas no son muy fuertes. De echo cuando se encuentran con obstáculos o están en un sustrato muy duro o compacto, su crecimiento se estanca. Es por esto que una tierra ligera y esponjosa es ideal, sobre todo en las primeras semanas. Un sustrato muy aconsejable para las primeras semanas es Tierra de Hojas mezclada con Perlita. Esta última favorece la aireación del sustrato, lo que produce que el sistema de raíces crezca más rápido y el agua se absorva de mejor manera. La perlita es recomendable para las diferentes etapas de nuestras plantas, pues un buen drenaje y una buena aireación de la tierra es muy beneficioso para ellas.

Cuando ya tenemos una planta jóven, de unas tres o cuatro semanas, es momento de trasplantarlas (en caso de que las tengamos en pequeñas macetas). Nuevamente podremos elegir entre tierra madre y maceteros aún más grandes. El trasplante se hace de la siguiente manera: regamos un poco la maceta y esperamos a que el agua se absorba, luego la volteamos con cuidado deslizando nuestros dedos para que el tallo quede entre ellos y agitamos suavemente de arriba a abajo o le damos unos golpecitos en el fondo hasta que salga todo el montón de tierra. Lo sujetamos con cuidado de que no se desarme y lo metemos en el agujero de la nueva tierra.

Hasta pronto. Saludos